Saco papeles que no habían visto la luz en casi un año, encuentro mapas, monedas, billetes de Tailandia y China, y recuerdo mis viajes con Scarlet, y algunos anteriores en un tren hacia Beijing. Y noto que mis mementos, tesoros en la mente que los coleccionó, me parecen ahora poco más que recibos de un pasado casi irrelevante a mi ahora. Y noto como difieren mis reacciones ahora de antes. Y me da nostalgia de tener nostalgia, un pico de asombro al considerar que mis amadas aventuras en países lejanos se han vuelto una bolsa de papeles extráneos, incómodos de mantener y cargar por mi vida, que pienso mantener ligera. Me asombra mi propio cambio, me alegra mi sorpresivo desapego, y hasta me preocupa considerar a ésto una señal de madurez y de deseo de estabilidad.
Pero es lo que es, y yo lo noto. Lo observo. Es lo que soy, deseos y conflictos incluidos.
Pero es lo que es, y yo lo noto. Lo observo. Es lo que soy, deseos y conflictos incluidos.
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