Salí a nadar
hace mucho.
Qué ancho este mar que habito,
hace mucho.
Qué ancho este mar que habito,
casi ni me acuerdo de la costa.
Sin ver frontera no tomo rumbo,
y entumezco mi corazón para flotar,
más aún.
Pues hundirme sólo crea la ilusión
de que estoy bien al flotar de nuevo.
Los brazos se cansan
y dejan de nadar.
Espero las olas me lleven
a algún otro lugar,
no en medio del infinito.
Espero los ojos, tan llenos de sal,
aún conozcan la playa al verla.
Que mi cabeza logre confiar otra vez
a que la tierra la soporte,
sin cautela, sin pensar, sin precisión.
Que recuerde el lenguaje de mis piernas,
para explorarla cuando la encuentre.
O un barco que me encuentre.
Algo.
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